La grapadora eléctrica es una herramienta eficiente para todo tipo de usos. Pero para que ese uso no sea un problema es clave hacerlo de forma segura, evitando así daños y accidentes durante tus tareas.
La grapadora eléctrica es una herramienta eficaz y polivalente, con las que es posible realizar trabajos de tapizado de muebles, montaje de cableados y casi cualquier labor en la que sea necesario grapar materiales con una alta presión. Una tarea en la que contar con la mejor grapadora eléctrica conforme a tus necesidades siempre es de gran ayuda.
Sin embargo, ni siquiera la mejor grapadora eléctrica puede evitar que suframos un accidente durante estas tareas. Si es cierto que un producto de calidad y que tenga un funcionamiento adecuado siempre será más segura que una grapadora barata y de baja calidad, que pueda dispararse sola o generar otros riesgos durante el trabajo. En todo caso, con los consejos que te ofrecemos a continuación te será posible evitar parte de esos riesgos, para que no tengas que preocuparte por nada a la hora de grapar lo que sea necesario.
Precauciones durante la carga
El primer proceso complejo a la hora de trabajar con una de estas grapadoras es el proceso de carga de las grapas o el material que vayamos a utilizar durante el trabajo. En general, este proceso requiere del desmontaje del carril en el que se sitúan las grapas, colocar las mismas en el interior y después colocar la pieza tal como estaba originalmente.
En este proceso tenemos riesgos como el de pellizcarnos algún dedo durante el proceso o bien clavarnos alguna grapa a la hora de cargarlas. Para evitar el primer problema es necesario conocer el proceso de carga al detalle y tener cuidado a la hora de abrir o cerrar el carril de carga. Respecto del clavado o proyección de grapas, un buen conocimiento del sistema también evita que las grapas se atasquen y puedan clavarse en nuestras manos o durante el proceso de desatascado.
Proceso de disparo
El proceso de disparo es otro de los que supone, lógicamente, un mayor riesgo a la hora de trabajar con una grapadora eléctrica. Una grapa disparada hacia donde no debe es un riesgo considerable. Por eso es fundamental que no activemos el sistema de grapado hasta que el producto esté debidamente orientado y colocado sobre el material que tenemos que grapar. Un disparo antes de tiempo o en un dedo puede ser un problema grave.
Por este mismo motivo es clave activar el sistema de bloqueo del disparador cuando no estemos realizando tareas de grapado. Prácticamente todas las grapadoras tienen un seguro o un sistema similar, que impide esos disparos accidentales mientras cargamos el producto, lo movemos o realizamos cualquier otra tarea con la pistola que no sea el grapado propiamente dicho.
En todo este proceso podemos protegernos las manos mediante el uso de guantes adecuados, aunque lo cierto es que estos también deben ofrecerte una buena capacidad de manejo de la pistola. Unos guantes demasiado gruesos pueden causar problemas en el disparo o en la sujeción de la grapadora, lo que penaliza el resultado final.
Uso de gafas protectoras
Uno de los grandes olvidados a la hora de trabajar con una grapadora eléctrica son los ojos. Una parte de nuestro organismo que está sujeta a riesgos tales como la proyección de partículas o incluso el disparo accidental de alguna de las grapas. No obstante, el principal problema tiene que ver con los “rebotes”, ya sea de alguna de las grapas o clavos que estamos utilizando o bien de las partículas que puedan proyectarse durante el clavado.
Para evitar este riesgo es necesario recurrir a unas gafas protectoras, que tengan la calidad suficiente como para evitar que esos elementos proyectados puedan causar daños. Por tanto, es imprescindible trabajar con unas gafas, que cubran adecuadamente los ojos y la zona aledaña. Las mejores son aquellas que cuentan con un material de alta resistencia frente a esos impactos, de modo que el material no se rompa por culpa de un golpe.
Protección contra el ruido
Como último riesgo de importancia tenemos que hablar del ruido. Si es cierto que a diferencia de lo que ocurre en las grapadoras neumáticas, las grapadoras eléctricas tienen la ventaja de que solo generan ruido cuando se realiza el disparo. Un ruido que es más intenso cuanto más grande sea la pistola así como la grapa o el clavo que estemos utilizando en el trabajo.
Si quieres protegerte de este ruido solo necesitas de un protector auditivo adecuado, como unos tapones o unas orejeras. De todos modos, no es uno de los problemas más graves que generan estas grapadoras. Así que a menos que el ruido te resulte especialmente molesto o no uses el producto de manera intensiva no necesitarás de protección auditiva.
Consideraciones finales
Ya hemos hablado de los riesgos. La mayor parte están relacionados con el uso pero también tiene que ver con el estado de la máquina. Así que el punto final de estos consejos tiene que ver con el mantenimiento del producto. Por tanto, es necesario que nuestra grapadora esté siempre en perfecto estado de mantenimiento, para evitar problemas.
Entre los elementos que debemos controlar se encuentra el disparador, que debe impedir una activación accidental así como el bloqueo del mismo, que pueda dejar la activación bloqueada y sacando grapas de continuo. También es necesario revisar el seguro de disparo de la pistola, que siempre deberá estar en buen estado para cortar el acceso al sistema de disparo cuando no sea necesario usarlo.
Otro riesgo que se elimina con un buen cuidado y mantenimiento son los de tipo eléctrico. La grapadora siempre debe tener un cable de alta calidad y que esté en perfecto estado. Un cable doblado, pelado o deteriorado puede ser fuente de problemas. Lo mismo ocurre con el enchufe, que debemos conectar correctamente a una fuente de seguridad. Finalmente, es clave que la grapadora siempre esté alejada de fuentes de humedad o calor, que pueden causar problemas a la hora de trabajar con el producto.