Uno de los aspectos más desconocidos de los dinamómetros es la amplia variedad de productos existentes en el mercado. Si es cierto que muchos de ellos se orientan a usuarios más industriales pero esto no es óbice para que no conozcamos las ventajas y desventajas de cada uno de ellos.
Disponer de la herramienta necesaria para la tarea que estamos realizando es algo fundamental. Algo que se aplica a herramientas pequeñas como los destornilladores, pero también a otras más grandes como los dinamómetros. Un segmento en el que, frente a lo que pueda parecer hay una gran variedad de productos a los que recurrir, dependiendo de lo que queramos hacer en cada momento. Para que tengas más información de cada uno de ellos a la hora de elegir cuál es el mejor dinamómetro para tu taller vamos a echarles un vistazo a los dinamómetros más habituales y cuáles son sus ventajas y desventajas.
Dinamómetros analógicos
El primer modelo que vamos a analizar es el dinamómetro analógico, en el que el propio resorte nos indica la medida de fuerza correspondiente. Estos modelos tienen la ventaja de contar con un precio económico y de ofrecerse en diferentes tamaños y capacidades. En el lado de las desventajas encontramos algunas como el hecho de que sus escalas suelen ser escasas y no suelen ser lo más adecuado para grandes cargas. Algo a lo que tampoco ayuda que el producto tenga que estar sujeto normalmente por el usuario o bien sujeto a la pared o al techo. Todo ello sin olvidar la menor precisión de este sistema analógico a la hora de darnos la medida realiza.
Dinamómetros digitales
En el caso de los dinamómetros digitales nos olvidamos del muelle de torsión como elemento de referencia, viéndose este reemplazado por una completa pantalla digital. Algo que hace mucho más fácil ver los valores medidos y que tiene la ventaja adicional de añadir más precisión a las mismas, conforme al número de decimales que incluya la pantalla.
En lado de los inconvenientes se sigue manteniendo la limitación de la escala que, aunque es más grande que en los modelos analógicos, se puede seguir quedando corta para los casos en los que tengamos que realizar mediciones de grandes pesos o fuerzas. De todos modos, la amplia variedad de modelos existente hace más fácil elegir el modelo preciso.
Dinamómetros hidráulicos
Damos el salto al mundo de los dinamómetros industriales, empezando por los modelos hidráulicos. Estos cuentan con un completo sistema de funcionamiento y refrigeración con el que es posible ejecutar ensayos y pruebas a elevados niveles de velocidad con una baja inercia y durante mucho tiempo, al menos mientras que el sistema de refrigeración sea capaz de soportar el proceso.
Precisamente este es uno de los principales inconvenientes de este sistema, que requiere de una importante inversión en ese sistema de refrigeración. Algo que implica la instalación de tanques de agua, bombas y elementos de enfriamiento. Este líquido también interviene en el frenado, de modo que a la hora de medir el torque el refrigerante puede generar alteraciones en los resultados, que deben tenerse en cuenta. Unos aspectos que también generan una mayor necesidad de mantenimiento que otros modelos, por tener que cuidar de la parte de la refrigeración.
Dinamómetros eléctricos de corrientes parásitas (Eddy)
Los dinamómetros de tipo Eddy o dinamómetros eléctricos de corrientes parásitas son una alternativa a los modelos hidráulicos, teniendo como principal ventaja el alto nivel de torque para el frenado incluso a muy bajas revoluciones. Algo que permite contar con un alto nivel de precisión en el control sin importar el ritmo de giro o el torque estemos utilizando. Por otra parte, salvo en los modelos que están refrigerados por aire, es posible disponer de un control de frenado independiente, dado que en los modelos refrigerados por agua resulta más fácil gestionar dicha frenada. Como últimas ventajas de estos modelos encontramos una alta resistencia y un mantenimiento más sencillo y menos costoso, especialmente en los modelos refrigerados por aire.
En el lado de las desventajas tenemos el coste, que se incrementa más en los modelos refrigerados por agua, por la instalación adicional necesaria. Respecto de los modelos refrigerados por aire se reduce el tiempo durante el que se puede usar el frenado a toda potencia, debiendo usarse un régimen de giro menor justo después, según la capacidad del dinamómetro de disipar el calor.
Dinamómetros eléctricos
Los dinamómetros eléctricos, ya sean de corriente alterna o continua, tienen las mismas ventajas que los modelos Eddy que acabamos de mencionar, contando además con una menor inercia. Algo a lo que se añade la posibilidad de usarlos también como motor para ensayo de transmisiones y otros elementos pasivos. En el lado de las contras encontramos una mayor inercia que en un modelo mecánico, un coste considerable del producto y del controlador y una capacidad de potencia limitada, por lo que no son adecuados para ensayos o demandas de muy alta potencia de funcionamiento.
Dinamómetros inerciales
Como último modelo destacado vamos a analizar los dinamómetros inerciales. Estos modelos son los más sencillos de todos los que hemos comentado en el segmento industrial, lo que tiene varias ventajas. Una de ellas es su bajo coste y su mantenimiento reducido, así que son muy recomendables para tareas sencillas. También son fáciles de gestionar y controlar que los modelos más complejos, por lo que si no tienes grandes necesidades esto es todo lo que necesitas.
En el lado de los inconvenientes encontramos problemas como la necesidad de un buen sistema de procesamiento para lograr unos resultados adecuados. También es necesario saber que este modelo ofrece siempre la misma carga y que la misma depende de la aceleración. Algo que impide, por ejemplo, que puedan realizar ensayos a carga estabilizada. Finalmente, conviene recordar que estos modelos también tienen una menor exactitud, debido principalmente a la presencia de elementos externos que no pueden ser medidos durante el uso así como la propia inercia de otros elementos en giro.
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