Entre los materiales de construcción, el mortero y el cemento son de los más utilizados, pero aunque tengan una estrecha relación, no se trata del mismo producto, sino que cada uno tiene su propia composición y está indicado para realizar ciertos trabajos, por lo que es bueno conocer sus características.
El mortero no tiene un origen exacto definido, pero se cree que en el Antiguo Egipto ya se utilizaba una mezcla de materia cementosa hecha con magnesio, silicatos de calcio y dióxido de silicio para unir los bloques calizos al momento de revestir importantes construcciones, como por ejemplo, la Gran Pirámide. Sin embargo, no existe evidencia arqueológica suficiente.
Otro antecedente histórico se desarrolló en la Grecia Antigua, con el uso de rocas volcánicas extraídas de la isla de Santorini en la elaboración de un mortero hecho de cemento natural. Más adelante, los romanos perfeccionaron este producto añadiendo cenizas volcánicas de la ciudad de Nápoles. Este mortero fue utilizado para levantar puentes, viviendas y grandes monumentos que han perdurado a través de los años, entre los que se encuentra el Coliseo Romano. Era un tipo de mortero muy parecido al que se utiliza hoy en día en gran parte del mundo civilizado.
Mortero: Definición
Es importante definir qué es el mortero para diferenciarlo del cemento. Básicamente, se trata de un material que sirve para unir bloques y ladrillos, ya sean de hormigón o piedra, que se utilizan para realizar paredes interiores y exteriores. También, el mortero sirve para sellar y endurecer, así como allanar terrenos y reforzar las bases de ciertas construcciones.
Si deseas entender para qué sirve el mortero, debes saber que no es un solo producto en sí mismo, sino una mezcla de varios elementos, entre ellos el cemento, pero también lleva una porción de arena y agua. Además, puede ser preparado con cal, como sustituto o acompañante del cemento. La cantidad de cada ingrediente depende del resultado que el usuario desee conseguir y el tipo de obra que esté construyendo. Actualmente, existen una cantidad de aditivos que se le pueden agregar a la mezcla para mejorar determinadas características, como la resistencia o la impermeabilidad.
Aunque se utiliza mucho en la creación de muros, también es frecuente su uso en el acabado final de paredes. Los morteros llamados hidrófugos permiten una buena transpiración para evitar la acumulación de humedad, pero al mismo tiempo impiden el paso del agua, por está razón, son especialmente útiles en los muros exteriores y fachadas.
Por lo general, el mortero se prepara en hormigoneras de gran capacidad, ya que se requiere en cantidades considerables para la construcción de casas y edificios. Sin embargo, existen productos muy prácticos en envases de 1,5 a 25 kg, que sirven para realizar trabajos puntuales de bricolaje en el hogar. En este caso, la mezcla viene preparada y solo debemos añadir agua siguiendo las instrucciones del fabricante.
Tipos de morteros más comunes
En líneas generales, todos los morteros presentan una gran resistencia y soportan la humedad, pero también se pueden clasificar según la composición. Veamos a continuación los principales tipos de morteros.
- Mortero a la cal
El mortero preparado con cal tiene la ventaja de ser muy flexible y transpirable, por lo que es bueno para evitar la humedad en zonas propensas en el interior de la casa, como los baños y la cocina, sin embargo, es más utilizado para el acabado de muros exteriores. Se trata de una mezcla bastante simple que lleva arena, cal y agua.
- Mortero de cemento Portland
Este es el tipo de mortero más utilizado en todo el mundo. Es una mezcla de arenas de diferentes texturas con cemento gris común y agua. El resultado es una pasta muy útil para la construcción en general, incluyendo pequeños proyectos de bricolaje, reparación de suelos, levantamiento de muros, etc. Sin embargo, para un acabado impermeable, necesita ciertos aditivos.
- Mortero mixto
Este es un tipo de mortero más versátil, ya que resulta de la mezcla de arena cemento, cal y agua. En este sentido, se pueden dosificar los ingredientes para obtener diferentes resultados; una mayor cantidad de cal agrega flexibilidad, mientras que más cemento brinda una mayor resistencia, por lo tanto, puede tener muchos usos diferentes.
¿Qué es el cemento?
Muchos nos hemos preguntado alguna vez de qué está hecho el cemento, la buena noticia es que la respuesta es muy simple. Se trata de un material en forma de polvo, fabricado con arcillas y calizas que son carbonizadas, molidas y muchas veces reforzadas con yeso. Sin embargo, hay diferentes tipos de cemento con distintos ingredientes que brindan resultados específicos.
El cemento se convierte en una pasta blanda al contacto con el agua, pero posteriormente se endurece con el aire, por lo que es utilizado como ingrediente para preparar morteros, en este sentido, es considerado uno de los mejores conglomerantes que existen, ya que una vez que se seca se convierte en un material duro y muy resistente.
Esta es la principal diferencia entre cemento y mortero. No deben ser utilizados como sinónimos, ya que el cemento es apenas uno de los ingredientes posibles para realizar un mortero. Ambos son productos muy antiguos, sin embargo, han demostrado su eficacia a lo largo del tiempo y se utilizan comúnmente en las grandes construcciones arquitectónicas de la actualidad.
Cómo preparar un mortero con cemento
Aunque no existe un manual único sobre cómo hacer mortero, podemos decir que es un procedimiento sencillo, en el que básicamente necesitamos cuatro partes de arena por una de cemento y agua. Sin embargo, como hemos dicho, esto depende del resultado deseado.
Por el contrario, hacer cemento es un proceso mucho más complejo, que requiere el uso de máquinas y mano de obra profesional, de modo que si te preguntas cómo preparar cemento, debes saber que esto debe ocurrir en una fábrica especializada, no se puede realizar en el hogar. Lo que sí puedes es mezclarlo con otros elementos para hacer un mortero.
No obstante, los usos del cemento van más allá de la preparación de morteros, por ejemplo, se puede utilizar con agua para realizar pequeñas reparaciones, como por ejemplo tapar un agujero en una pared. También sirve para hacer hormigón, concreto y otros materiales de construcción.
Cómo podemos observar, estos elementos se utilizan en conjunto la mayoría de las veces, pero en el futuro ya puedes estar seguro si necesitas mortero o cemento al momento de comprar materiales para hacer reparaciones en el hogar.
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