Preguntas más frecuentes sobre Imanes

Última actualización: 27.07.24

 

Q1: ¿Cómo utilizar un imán?

Utilizar un imán es un proceso sencillo porque la fuerza adhesiva se genera por sí sola al entrar en contacto con un metal. Por ejemplo, al colocar un imán sobre una repisa con ayuda de una cinta adhesiva, este quedará instalado y, para utilizarlo, solo bastará acercar un objeto metálico. La fuerza de tracción lo atraerá y el objeto metálico quedará pegado al imán, ya sea en posición vertical (suspendido en el aire) u horizontal, hasta que se genere una fuerza inversa que los separe. 

 

Q2: ¿Cómo hacer un imán?

Hacer un imán puede ser una tarea compleja, que requiere de la aleación de los componentes que son triturados y luego procesados al vacío para compactar. Después pasan por una fase de galvanización y, posteriormente, son magnetizados con una bobina que genera un campo magnético. 

Si buscas una forma más sencilla, es necesario contar con una batería tamaño D, alambre de cobre y tornillos. Se debe coger el alambre de cobre y enrollar alrededor del tornillo. Los extremos del alambre deberán lijarse para eliminar el esmalte y permitir el paso de la corriente. En uno de estos extremos se debe colocar la pila hacia el lado positivo, mientras que el negativo deberá ir al otro extremo del alambre. Luego, sin retirar los alambres de la pila, se puede probar este invento al acercarlo a objetos metálicos.

Q3: ¿Para qué sirve un imán de neodimio?

El neodimio es un compuesto natural que pertenece a las llamadas tierras raras y es usado como uno de los elementos en los imanes de neodimio, hierro y boro, que son de los más comunes y utilizados en la actualidad. Dichos imanes sirven para ser utilizados en cerraduras de puertas, en la joyería, en las terapias magnéticas, para el almacenamiento con la levitación magnética, en los sistemas de separación, en las bombas magnéticas, en el escáner MRI, en la conversión de energía eléctrica en energía mecánica de los generadores y un sinfín de aplicaciones adicionales.

 

Q4: ¿Cómo se mide la fuerza de un imán?

La fuerza de un imán se mide en tres valores: el producto de máxima energía, el valor sin carga o Gauss y su máxima fuerza de tracción. Además, los grados o nomenclatura aportan información sobre su temperatura de uso y el producto energético máximo, que es la máxima energía almacenada en un imán, a partir de la densidad de flujo B y la intensidad del campo H. La unidad utilizada es el Kj/m3 (kilojulio por metro cúbico) o el MGOe (Mega Gauss Oersted).

 

Q5: ¿Cuál es el polo positivo de un imán?

La mayor fuerza de atracción de un imán se encuentra en sus extremos. Sin embargo, a estos no se les conoce como polos positivo o negativo, sino como polos norte y sur. Si deseas conocer la polaridad de un imán que no esté marcado, basta con usar un trozo de cuerda. Para ello, se debe tomar el imán y atar una cuerda por el centro. Luego, deja caer el imán sin soltar la cuerda. Al detenerse, se alineará con los polos magnéticos sur y norte, que se pueden identificar luego con ayuda de una brújula. 

Q6: ¿Cómo cortar un imán?

Los modelos pequeños y de poco grosor son frágiles, de modo que un simple golpe bastará para cortarlos. En caso de modelos más grandes, lo recomendado es utilizar una cizalla para metales y cortar de acuerdo a una línea de guía. El uso de una sierra también puede ayudar a lograr el objetivo.

 

Q7: ¿Qué metales atrae el imán y cuáles no?

Los imanes atraen de forma efectiva los metales conocidos como ferromagnéticos, entre los que se encuentran el hierro, níquel, aleaciones de acero, entre otros con permeabilidad magnética elevada. Los metales paramagnéticos tienen una atracción débil a esta fuerza magnética y entre ellos destacan el aluminio y cobre. 

Ahora bien, un imán no es capaz de atraer a los metales conocidos como diamagnéticos, que tienen permeabilidad magnética negativa. Algunos de estos metales son el oro, la plata, el bismuto, el grafito de carbono, el antimonio, el zinc, el cobre y el cadmio.

 

Q8: ¿Cómo desimantar un imán?

Para lograr la desimantación de un imán se debe desordenar o alterar las moléculas en su interior, ya que, por lo general, su campo magnético se mantiene intacto. Una de las formas más convencionales es propinar un golpe fuerte. Otro método es exponiendo el objeto a temperaturas por encima de las soportadas. 

Para ello, se debe calentar hasta que se logre superar el punto de Curie y de esta forma perderá parte de su magnetismo. Al estar caliente, los extremos del imán deben golpearse para desordenar sus moléculas y luego se debe conectar a un circuito de corriente alterna. Cuando esté conectado, se debe frotar un imán con otro y este se desmagnetizará.

 

 

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