Dicen que la práctica hace la experiencia. Y cuando se trata de aprender a soldar con electrodo, con estaño o con cualquier otro sistema, esto se convierte en una realidad. Por eso, además de conocer las diferentes técnicas de soldadura, es básico ponerlas en práctica, para desarrollar tus capacidades al máximo.
Para muchos manitas y aficionados al bricolaje, la soldadura es uno de esos trabajos que generan un cierto respeto. Plantarse delante de un equipo de soldadura por arco por primera vez es una experiencia compleja. Sin embargo, una vez pasan los primeros nervios, todo es cuestión de saber qué hacer para tener éxito en nuestro proyecto.
Para conseguirlo, es obvio que hacen falta conocimientos. Y aunque siempre puedes recurrir a un curso de soldadura para formarte, si lo que quieres es tener las primeras nociones respecto de cómo soldar hierro, acero, cobre o cualquier otro material, te damos unas pautas iniciales. Ideales para saber cómo soldar con comodidad y obtener buenos resultados.
El equipo
Lo primero que debes hacer para soldar es contar con un equipo de calidad. Entre estos elementos, necesitamos de unos guantes para soldar, unas gafas de seguridad, la máscara de siempre y un delantal de cuero. También es importante usar ropa de fibras naturales, que no tenga restos de grasa y que no pueda causarnos un disgusto durante el uso del producto.
Por otra parte, es obvio que para soldar también necesitas de un soldador con la potencia adecuada para el trabajo a realizar, los electrodos correspondientes, un martillo para eliminar los restos más grandes y un cepillo para limpiar los más pequeños. Este sería el kit básico para soldar de forma convencional, aunque si quieres aprender a soldar con estaño, te basta con recurrir a un kit completo, que incluye todos los elementos en un simple estuche.
La soldadura por arco
Prácticamente todos los que han empezado en este mundo han hecho su primer trabajo de soldador con un equipo de soldadura por arco. Este sistema es uno de los más clásicos del mercado y sigue ofreciendo unos buenos resultados para todo tipo de trabajos. Esta soldadura se basa en el uso de un arco eléctrico, que se activa cuando el electrodo toca el metal.
Para realizar esta técnica, empezamos fijando el terminal de la máquina como toma de tierra sobre la mesa, así como el electrodo sobre la pinza correspondiente. A continuación, establecemos el amperaje de la soldadura, mayor cuanto más gruesos sean los eléctricos y más duros sean los metales. En paralelo, si usamos electrodos para soldar chapa fina, tendremos que reducir el amperaje.
Para ejecutar la soldadura, tocaremos el metal con la punta del electrodo, separando después el mismo en torno a unos 3 milímetros, para dejar caer el material. Este movimiento es básico y dominarlo es uno de los primeros trucos para soldar bien que debes aprender.
Otro truco básico es no asustarte por las chispas que se generan al contacto del electrodo. Es algo lógico e intuitivo pero debes reprimir el tirón, no retirando el electrodo más de lo que hemos comentado.
Una vez que logres verter la cantidad justa de material, el siguiente paso es practicar la creación del hilo de soldadura. Para ello, deberás ir moviendo el electrodo a lo largo de la zona a soldar, creando un hilo que deberá tener el doble de ancho que el diámetro del electrodo utilizado. A medida que vayas ganando en habilidad, te será más fácil obtener mejores resultados. No te olvides de ir revisando ese acabado y de limpiar la zona de restos mediante el cepillo.
Cómo soldar con inverter
Otra técnica habitual a la hora de realizar soldaduras es la que nos ofrece la tecnología inverter. Estos modelos no son muy diferentes respecto del funcionamiento de un soldador tradicional, siendo las diferencias en el formato de la máquina y lo que permite hacer.
La diferencia principal radica en dónde se concentra el calor. En caso de conectar los polos de la máquina de forma inversa, con el electrodo a negativo, se obtiene un rendimiento estimado del 70% sobre el electrodo. Si se utiliza polaridad directa, con el electrodo a negativo, es la zona del material base la que acumula el calor.
El uso de la polaridad directa centra el calor sobre el material, por lo que el electrodo es más consistente y se puede aplicar mejor sobre el material, logrando cordones más finos y precisos. Por el contrario, la polaridad inversa derrite más el electrodo, lo que favorece una mayor penetración del soldado dentro del material, creando una fusión más profunda y resistente. Todo depende de lo que el trabajo requiera.
Cómo soldar con TIG
El soldador TIG es otra de las opciones que tenemos a la hora de realizar soldaduras, ofreciendo acabados más resistentes, dúctiles y capaces de soportar la corrosión propia del metal. El secreto se encuentra en la envoltura de gas inerte que cubre la zona del soldado, que protege la punta del electrodo y genera mejores resultados.
El proceso de soldadura con TIG sigue las líneas que venimos comentando, aunque es cierto que algo más complejo que una soldadura normal. Y es que en este caso, se usan dos elementos en vez de uno solo, como es habitual. Por un lado, tenemos la varilla de soldadura, que se coloca en un ángulo de 15 grados sobre la zona a soldar. Por otro, la antorcha de gas, que se sitúa a 75 grados. Esta no debe tocar el metal, para evitar que se contamine el tungsteno.
Por eso, también debemos sujetar las piezas a soldar reduciendo el espacio entre ellas al máximo a la hora de cubrir la zona. Empezaremos soldando por puntos todo el largo de las piezas, para añadir posteriormente el hilo definitivo. Como siempre, iremos verificando la unión y retirando los restos con el cepillo, procurando crear un hilo homogéneo y de calidad.
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