Una buena capa de pintura puede ser la mejor solución para mejorar el aspecto de cualquier estancia de nuestra vivienda. Lo mejor de todo es que no hace falta dominar todas las técnicas para pintar paredes para lograr buenos resultados, sino que con unos pocos conocimientos y algo de trabajo es fácil dejar cualquier estancia perfecta.
Pintar una habitación de matrimonio, un salón, una cocina o cualquier otra estancia de tu hogar es una tarea relativamente sencilla, que permite renovar y cambiar el aspecto de tu casa. La prueba la tienes en las numerosas ideas para pintar una habitación que podemos encontrar tanto en la red como en numerosas revistas de decoración.
Para ponerlas en marcha, basta con tener algunas nociones respecto de cómo pintar paredes, techos y cualquier otra superficie de tu hogar. Justamente esto es lo que vamos a hacer en esta pequeña guía: ofrecerte los consejos necesarios para que puedas encargarte de tu proyecto con comodidad.
El diseño del proyecto
Lo primero que debemos hacer es plantear nuestro proyecto de pintura. Gracias a la amplia oferta de colores de pintura para dormitorios, para salones o para cocinas, es fácil dejar que nuestra imaginación vuele. Más aún si optamos por combinar colores en las paredes o jugar con algunas técnicas, como el estuco o el esponjado.
No obstante, es obvio que no es lo mismo pintar una habitación juvenil que una para adultos o un despacho, así que el uso que va a tener la estancia y las preferencias de sus usuarios deberían estar siempre en nuestra mente. Lo mismo ocurre con el mobiliario de dicha habitación. Como ejemplo, elementos tales como los armarios, los estantes o las barreras cama, si hablamos de dormitorios, pueden servirnos para elegir colores más armónicos con ese entorno y lograr un resultado integral.
Una vez decidido el color, llega la pregunta más típica a la hora de comprar los materiales: ¿cuánta pintura necesito para pintar una habitación? El cálculo es tan sencillo como medir las paredes o el techo y calcular su superficie total, multiplicando el alto por el ancho. Una vez conocida esta superficie, basta dividir la misma entre el rendimiento de la pintura, que se expresa en metros cuadrados por litro y se indica en la lata.
El resultado será la cantidad de pintura estimada que debemos comprar, aunque siempre se aconseja comprar más de la que se necesita. Esto se debe a que los rendimientos no siempre cuadran con lo previsto y también a la necesidad de que nos sobre un poco de pintura, por si hay que dar retoques más adelante. Por cierto, respeto de cuánto cuesta pintar una habitación, el tema depende de la cantidad de pintura, pero también de su calidad. No obstante, una buena pintura y más cara siempre dura más que una barata, que normalmente es de peor calidad.
Preparar la pared para pintar
Una vez que tenemos claros los colores para pintar un dormitorio, un salón o la estancia que corresponda y hemos comprado tanto la pintura como los accesorios que necesitaremos para su aplicación, es momento de ponerse manos a la obra.
Buena parte del resultado final depende de una buena preparación de la pared, así que no conviene escatimar tiempo en esta tarea. Para esta preparación, deberemos quitar clavos, embellecedores de interruptores y demás elementos de la pared. Rellenaremos los huecos de la misma con masilla, aplicando esta con espátula y lijándola una vez seca.
El siguiente paso es aplicar una imprimación selladora, que ayuda a que la pintura agarre mejor e impide que la pared absorba demasiada cantidad de pintura. Es clave usar una selladora específica para pintar en estancias húmedas, aunque también tenemos la opción de recurrir a una pintura antihumedad de calidad, que simplifica la aplicación y conserva los buenos resultados y acabados.
Por cierto, si no sabes cómo pintar una habitación de dos colores o más, este momento es clave. Básicamente porque en este punto es cuando separaremos con cinta de carrocero las zonas de distinto color, especialmente si forman parte de una misma pared. Si vas a pintar una pared de un color y la de al lado de otro, puedes prescindir de la cinta, aunque deberás tener buen pulso para no pasarte al pintar.
En donde no debe faltar la cinta es a la hora de proteger los rodapiés, los marcos de las puertas, los interruptores y cualquier otro elemento que no pueda retirarse del techo o de las paredes. Mejor tapar más hoy a limpiar mañana.
Cómo pintar paredes
En este punto, es momento de abrir las latas y mancharnos las manos. Para pintar paredes, se recomienda hacerlo mediante un rodillo, ajustado a las características de la pared. Lo moveremos siempre de arriba abajo, distribuyendo bien la pintura por toda la pared y recargando el rodillo cuando sea necesario. Esta técnica es la misma cuando se trata de saber cómo pintar un techo, aunque en este caso es clave mantener la presión estable sobre la superficie, para que la pintura se distribuya como debe.
Una vez acabado el pintado de la pared, es momento de realizar los recortes. Estos se ejecutan en la zona de los rodapiés, las esquinas de las paredes y otras zonas complejas. Es muy importante tener buen pulso, aunque entre los trucos para pintar paredes con comodidad se encuentran diversas herramientas que simplifican este proceso. También puedes contar con la ayuda de un cartón o similar, con el que ir tapando la zona que no quieras pintar y protegerla adecuadamente. Por cierto, algunos pintores prefieren recortar primero y pintar después y otros lo hacen a la inversa. Todo es cuestión de gustos.
Rematando el trabajo
Tras esperar a que seque la pintura y dar la segunda mano, si procede, solo queda rematar el trabajo. Lo primero que debemos hacer es retirar toda la cinta carrocera y los demás elementos de protección que hayamos utilizado. No esperes mucho, puesto que puedes llevarte parte de la pintura terminada.
Una vez eliminadas las protecciones, conviene evaluar la pared en búsqueda de zonas que hayan quedado mal pintadas o cubiertas de forma inadecuada. Algo fundamental cuando cambiamos el color de la estancia. También este será el momento de revisar la zona de los recortes, por si nos hemos dejado algún espacio sin cubrir.
Concluida esta fase, es momento de limpiar. Si hemos hecho bien los deberes, esta tarea durará poco tiempo. No obstante, puedes apoyarte en productos específicos para eliminar esos restos de pintura, tanto del suelo como de los rodapiés. A unas malas, si la pintura está seca, puede ser necesario tener que rascar un poco con una espátula o similar.
Rematamos el trabajo colocando todo lo que hemos retirado antes, como embellecedores de interruptores y los demás elementos que sean necesarios en las paredes. Este también es un buen momento para replantearse el aspecto de la estancia a la hora de colocar cuadros y otros elementos decorativos, lo que también te vendrá bien para esa renovación de la sala.
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